La traducción jurídica es la traducción técnica o especializada del sector de derecho y de ciencias jurídicas. El derecho está escrito de manera muy diferente según las épocas y los países. A veces, el traductor puede pasar de un derecho consuetudinario oral en lengua local a un derecho escrito en otra lengua.
En el campo de textos jurídicos, en particular textos de valor internacionales (ejemplos : convenios internacionales, patente, compromiso, etiquetado o contratos de valor más allá de las fronteras) o de aplicación de más allá de las fronteras (ejemplos : directivo o reglamento europeo), existen factores particulares e importantes de “buena traducción” con, en algunas veces, procesos de certificación conforme (traducción conforme).
El lenguaje y su precisión cobran mayor importancia en el derecho. El traductor puede algunas veces para mejorar su trabajo, hacer recuso a los jurisconsultos, trabajos de filosofía del derecho y sobre todo de semiótica y de lingüística jurídica.
Sin embargo, algunos conceptos jurídicos no son universalmente compartidos y entonces difícil de traducir; De otra parte, algunos países como la Suiza han elegido para su Código Civil utilizar el lenguaje común para escribir el derecho mientras que en otros como en Inglaterra o el Portugal cuando hace, recientemente, ha escrito de nuevo su derecho, han elegido utilizar un lenguaje muy técnico y preciso (jargón, vocabulario y giros “no populares”), pero poco entendido para un individuo mediano.
Si es relativamente fácil para un traductor competente en derecho transponer o traducir un texto jurídico oculto pero preciso en texto más claro para cada uno, el contrario es muy delicado. El traductor, aunque es el también jurista debe así interpretar en ciertas ocasiones.
La traducción jurídica es un ejercicio complicado que debe unir :
Traducir un contrato escrito en inglés a la lengua francés implica pasar del derecho anglosajón al derecho rumano, y consiste hacer coincidir los principios de los dos sistemas, la mayoría de las veces, alejados. Así, el texto de llegada debe ser equivalente y no idéntico, al texto de partida. Esto es a este punto verdad que cada sistema posee su propia terminología jurídica.
Un traductor jurídico no se contenta de traducir, efectúa investigaciones terminológicas y de derecho comparado, para que su traducción sea en perfecta adecuación con la lengua a la cual se desea traducir.
La traducción jurídica no es anodina y requiere conocimiento, adaptabilidad y sutiliza del trabajo de traducción. Es incluso siempre mucho más difícil que otros tipos de traducciones: ¡Les factores van más allá de una traducción generalizada!
En efecto, igual que la medicina, el derecho es un ancho vocabulario técnico y agudo.
Si no se traduce de manera exacta o si rubrica ligeramente, el sentido puede ser cambiado, incluso invertido, cosa que no se puede aceptar.
Antes de hacer recurso a un traductor, muchos puntos deben ser verificados:
Las traducciones deben, en algunos casos, ser conformes al original francés para ser reconocidas por la administración y ser objeto de apostilla para las autoridades extranjeras.
Únicamente los traductores expertos disponen de la facultad para poner su sello y solamente el despacho de apostillas puede expedir un apostilla.
La profesión de traducción jurada de una traducción supone un precio suplementario obligatorio imprescindible. Entonces, es importante asegurarse que el traductor jurado posee conocimientos jurídicos sólidos, y se desea mejor, para más seguridad, que el texto traducido sea releído por un traductor jurista.
Además, Usted puede, si lo estime necesario, asegurarse del nombre y el trabajo del traductor o de aquel que realice la relectura.
¿Qué derecho? Un conocimiento sólido en derecho para el traductor está ligado con un especialización en derecho concernido por el texto objeto de traducción: derecho internacional, derecho civil, derecho de sociedades, tributario y contable, compañía de seguros… Hay que elegir el mejor especialista…
El respecto del plazo: La mayoría de los documentos jurídicos deben ser presentados, para la firma, ante un órgano, en fechas precisas. Un compromiso acerca del plazo de entrega es entonces de rigor.
En último, igual como para todas las traducciones, recordarse que la fidelidad es un factor de calidad: Si la empresa de traducción ha dado satisfacción la primera vez y si es seria, será mucho mejor en el futuro.